Charles Peguy (1873-1914)

Muchas webs y blog dedicados a la temática que nos ocupa suelen tener una sección dedicada a personajes famosos que se han educado sin escuela, o que han pasado poco tiempo en las aulas. Pero hoy, leyendo uno de los comentarios al post «El derecho de los padres a …» se me ha ocurrido que no estaría de más conocer como razona un padre (aunque este padre viviera a caballo entre el XIX y el XX), reconocido socialmente, para no escolarizar a sus hijos.

En este caso, el padre en cuestión es un reconocido poeta francés, reclamado por la opción política UDF (Unión para la Democracia Francesa) liderada por Bayrou. Pero antes de haber sido tomado, tras su muerte, como figura emblemática del nacionalismo frances, Charles Peguy se desempeñaba como filósofo ofreciendo cursos y llevando una de las publicaciones más relevantes de su epoca «Cahiers de la quinzaine» donde escribieron Ibsen, Roman Rollan o André Suarès.

Debo hacer un inciso y aclararles que voy a comenzar un poco antes de la cita necesaria, quiero compartirles una reflexión que hace en la misma conferencia en que habla de la escuela, sobre la enemistad, que creo es adecuada a la situación de la EeF en el Estado Español.

Extracto de «Cahiers, serie V, nº VIII  (19 de enero de 1904)

Hablando de la comunicación social y la autoridad*:

Una persona social tiene autoridad sobre otra cuando el sentido de la comunicación va de la primera a la segunda. En esta situación de autoridad, ¿qué es lo que sería la libertad? La libertad, se dirá, es cuando no hay autoridad. Es muy simple esta visión, pero en realidad encubre dos sentidos diferentes como vamos a ver; la autoridad, el ejercicio de la autoridad, es el ejercicio moral que va de una persona moral a otra persona moral, de una persona social a otra persona social. Porque había libertad, es necesario que no hubiera autoridad. Pero se presentan dos cuestiones inmediatamente para que no haya autoridad; la primera es que haya vida social, que haya comunicación social y que sin embargo esta comunicación social, de ser posible, se haga sin que haya autoridad. (…)

(…) Se puede decir que todo el gran movimiento filosófico del siglo XVIII francés ha estado dominado por esta idea o mejor ha sido dirigido de este modo. Lo han hecho hombres extremadamente enemigos entre sí, Voltaire y Rousseau por ejemplo (pero ustedes saben que para ser enemigos es indispensable tener un gran numero de puntos de contacto y que se convierta en una ventaja el serlo). Es un hecho frecuente en la historia, que hombres que pertenecen a mismas épocas, a mismas naciones y a mismas culturas, han sido los más atroz y violentamente enemigos unos de los otros. Vistos a distancia, parecen enemigos sin duda, pero como los hermanos enemigos, hay entre ellos un gran numero de estrechos lazos. Si se estudia a los mayores enemigos entre sí del siglo XVIII nos daremos cuenta que todos sus pensamientos siguen esta linea; tienden a suprimir la comunicación social a fin de suprimir la autoridad “por ley”, todas sus revueltas contra la autoridad real, tradicional, monárquica de ese tiempo apuntan a que cuando hay puntos de comunicación es doloroso para todas las partes y será bueno suprimir los puntos de comunicación. Este método aparece eminentemente en la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Tomemos un texto de la declaración, uno de los que más han calado, que oficialmente más ha sobrevivido, que es el que trata de las escuelas y los liceos… podremos sentir el constante esfuerzo por fabricar hombres separados, individuos esporádicos sin comunicación los unos con los otros. Los derechos del hombre y el ciudadano son eminentemente los derechos del individuo, pero sin embargo, mientras se fabrica a estos individuos tan individualistas, la vida continua su marcha y es necesario considerar un poco estas relaciones sociales arbitrariamente suprimidas por la comodidad del Congreso, y puedo decir Congreso puesto que esta palabra ha venido a sustituir a la de Asamblea Nacional Constituyente. ¿Cómo hacemos entonces? Una vez que se ha opuesto a estos individuos sin comunicación los unos con los otros estos individuos objeto, incomunicables, se restablece la comunicación entre ellos, pero como el esfuerzo hecho para constituirse en individuos separados ha triunfado, el esfuerzo que se hace para devolver la comunicación no triunfa. O recíprocamente, si el esfuerzo que se hace para ponerlos en comunicación triunfa es que el esfuerzo que se hizo para cortar toda comunicación habría fracasado. En realidad, históricamente, es el primer esfuerzo el que ha triunfado, el de cortar toda comunicación entre los individuos. Si tomamos el texto de la declaración, estarán de acuerdo en esto, la mitad de los párrafos va contra la otra mitad. Sería interesante recomponer una declaración de derechos del hombre y del ciudadano poniendo por una lado lo que afirma al individuo y en “itálica” todo lo que une a los individuos, tipográficamente sería sorprendente ver como las dos mitades van una contra la otra. El hombre es libre pero no es libre, el hombre es igual pero hay distinciones, el hombre es hermano pero se pelea y así continuamente.

Sobre el monopolio, sobre esta gran cuestión del monopolio de la enseñanza, si tratamos de analizar un poco lo que pasa y cuales son las pretensiones de uno y otro bando, ¿qué descubrimos? Pues que la mayor parte de las familias francesas, los unos por razones económicas, los otros por razones morales, no han tenido ni el tiempo ni los medios de enseñar a sus hijos el aprendizaje técnico de la vida y del trabajo, por ejemplo la escritura, la lectura y el cálculo, y se ven forzados a encargárselo a otras personas; estamos aquí en la autoridad por capacidad. Hay gente que tiene el tiempo y los medios para aprender a leer, escribir, contar; hay padres de familia que no tienen el tiempo de enseñar a sus hijos a leer, escribir o contar y  se entrega a los niños al profesor para que se lo enseñe. Estamos en lo económico, lo técnico y la competencia**.

¿Qué es lo que pasa aquí? El maestro siendo en general autoritario ***, intenta aprovecharse de que enseña a leer para hacer leer preferentemente ciertas lecturas y no otras; se aprovecha de que enseña a escribir para que se practique escribiendo determinadas cosas y no otras. Donde se le pide al maestro que enseñe a leer y a escribir, no solamente lo enseña sino que enseña más unas cosas que otras.

He aquí el sofisma del monopolio. Se comete (¿tendré que decirlo todavía?) por todos los partidos reaccionarios: Lo hemos visto cometer por los reaccionarios de derecha cuando estos eran los más fuertes; lo hemos visto en nombre de la Iglesia, en nombre del Catolicismo; lo hemos visto cometer todos los días en nombre de los partidos reaccionarios de izquierda, en nombre del Estado. Si ustedes quieren convencerse no tienen más que abrir uno de esos libros que se les da a los niños en las escuelas primarias cuando hay una reacción de derechas; se darán cuenta desde las primeras páginas que no hay otro tema que el de Dios y la religión, a una edad en la que los niños no pueden comprenderlo. Todo esto viene a decir que cuando el maestro es un reaccionario de derechas aprovecha que las familias le confían a los niños para enseñarles a leer, para hacerles leer cosas sobre la religión y la divinidad. Y si ustedes quieren convencerse de que el mismo trabajo se hace en nombre del estado cuando hay una reacción de izquierdas, no tienen más que leer alguno de esos libros que se les da a los niños en las escuelas laicas donde sin cesar se habla del Estado desde las primeras páginas, en el mismo tono y del mismo modo que los católicos hablan de Dios.

Así todo el sofisma del monopolio reside aquí. Por causas económicas y sociales, las funciones de enseñanza se han especializado en la sociedad. Dado que todo el mundo no puede enseñar a sus hijos, un cierto numero de ciudadanos son encargados de impartir la enseñanza. Pero, ¿qué es dar enseñanza? Primitivamente se trataba de preparar a los niños para el trabajo intelectual y no aprovechar lo que se le enseñaba para orientar su trabajo. El sofisma consiste en esto: que a estos niños que se confían al maestro para enseñarles los instrumentos del trabajo intelectual, el maestro aprovecha no sólo para darles los instrumentos sino inmediatamente, y antes del final del trabajo, obtener resultados prematuros. Que estos resultados sean legítimos es otra cuestión y todas las opiniones libres son respetables. Lo que digo es que estos resultados se dan en los niños antes del trabajo de elaboración personal que será precisamente lo que les hiciera respetables; se sirven una vez más, y no puedo encontrar una formula más sobrecogedora, se sirven de que están encargados de enseñar a leer para hacer leer tal obra más que tal otra.

* Para Péguy hay que distinguir entre autoridad por capacidad y autoridad por ley.

** de capacidad

*** que ejerce autoridad por ley

Sin querer compararme con Charles Péguy (cosa que no podría hacer de todos modos) su razonamiento sobre la individualidad ofrece una base  al mio, que ya exprese con palabras sencillas en mi primer libro:

Desde que soy madre, escucho de continuo que no educo a mis hijos para
defenderse en el mundo real, que es muy duro. Ante esta acusación solo
puedo declararme culpable, es cierto, educo a mis hijos para que sean
constructores de nuevas realidades, más amables.

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