Lola Ruiz en «El nudo de la red»

Lola Ruiz escribió en 2004 sobre su experiencia desescolarizadora para  El nudo de la red, Revista de Cultura en una aportación a la publicación  titulada  «Educar de otra manera porque el medio es el fin». En el artículo la autora relata de manera autobiográfica y en primera persona la experiencia de diaria de educar en casa a dos niños. Cuenta el origen de su interés por la educación en casa, que se remonta a una de las ediciones de Biocultura en Madrid, en la que entró en contacto con Elsa Haas:

Había allí una chica norteamericana -Elsa Haas- que vendía la revista Growing Without School  (Crecer sin escuela) que ella se encargó de traducir al español.

Lola Ruiz relata los miedos que acompañaron a la toma de decisión de desescolarizar que resume en el miedo a ser juzgados de inconscientes, de cándidos, de rebeldes sin causa, de ignorantes, de pretenciosos. Por otro lado el miedo a ser incomprendidos, por la familia, los amigos, los vecinos, los funcionarios y los jueces, y por último otro miedo que es más difícil de expresar con palabras, el miedo a que el intento acabara en fracaso.

Ruiz define la motivación de educar en casa en la responsabilidad de tomar en su mano la educación de sus hijos, y no delegar esa responsabilidad en instituciones por las que siente una profunda desconfianza, una decepción que raya el desprecio, al expresar que dejar al niño encerrado a los seis años en la escuela era impensable,  «sabíamos lo que esto haría en él».

La motivación, es la que en mi taxonomía de motivos aparecería descrita como la de los rebeldes, aquellos que han decidido  educar en casa incluso antes de tener hijos, aquellos para los que educar en casa es sólo parte de un tipo de vida más amplio, de una concepción contracultural del mundo, no como respuesta a una escolarización insatisfactoria anterior. Ruiz expresa este sentimiento con nitidez:

Sentíamos que nuestro deber primero de padres, nuestra responsabilidad para con el niño, era la de educar en conciencia y de acuerdo con nuestra filosofía de vida.

Dedica un apartado importante del artículo a la socialización para derrumbar el concepto de que los niños que se educan en casa no socializan adecuadamente con toros de su edad. Por el contrario, dice Ruiz, el problema lo tienen los niños que asisten al colegio desde los seis años y se les obliga a estar sentado y en silencio entro otros de los de su misma edad.

Por otro lado, tampoco está de acuerdo en considerar a la educación en casa como una objeción, tal y como está concebida, sino que lo considera una forma de vida. El argumento es coherente con la propia motivación que antes hemos comentado le ha llevado a no escolarizar en primera instancia.

En cuanto a la universidad, manifiesta su preferencia porque sus hijos consigan experiencia en aquello que les guste en lugar de un título universitario. En esto también, y ella misma así lo declara, es coherente con su propia filosofía de vida. En el caso de que sus hijos quisieran obtener una titulación que certifique sus conocimientos en estudios superiores, se inclina por la UNED, y he aquí quizá los más sorprendente, ya que declara que como padres prefieren el camino contrario: esto es que la Universidad les conceda un título por sus aportaciones profesionales y humanas a la sociedad. Algo más parecido a un doctorado honoris causa, que lo que habitualmente se persigue de la institución universitaria como proveedora de  conocimientos especializados dirigidos al mundo laboral.

Otro aspecto que destaca en su artículo es la teoría contraria a la de la obligatoriedad escolar. La autora del artículo no se opone a la existencia de la institución escolar, pero no es conforma a la obligatoriedad de «tener que disfrutar de  sus servicios», máxime cuando, declara Ruiz, padres, maestros y alumnos estamos de acuerdo en que hace años que no funciona.

Si visión sobre la institución escolar es crítica, por considerar que no cumple con las funciones para las que ha sido creada «Si la institución no apoya ni fortalece al individuo, sino que lo debilita y le hace dependiente, entonces ¿Quien está al servicio de quién?

Nota bibliográfica

RUIZ, Lola,  «Educar de otra manera porque el medio es el fin» El nudo en la red, Revista de Cultura, Asociacionismo y movimientos sociales,  nº 3-4, 2004.

Nota biográfica

Lola Ruiz, desde Almería,  fue la representación ante los medios de uno de los primeros casos de desescolarización que tuvieron impacto en los medios de comunicación en 1999. Su participación, por otro lado, tanto en el boletín de Crecer sin escuela, como en la lista de correo que David Kornegay abrió por primera vez en 2001, fue muy activa y determinante en los momento de crisis y de dificultad de reclutar personas dispuestas a colaborar en un momento en el que hizo falta hacer frente a un relevo generacional para cumplir con las responsabilidades y las tareas que se debían realizar para la red de apoyo y su boletín.

Lola Ruiz, otra de las personas que está en el grupo de los pioneros del movimiento desescolarizador y que no continuará en adelante cuando el movimiento tome forma legal como asociación, se ve sorprendida ante el nuevo funcionamiento que para la red de apoyo impone el mundo que se abre con internet, cuando comprueba que ha podido acceder a lista restringida de colaboradores para la revista sin ningún tipo de control, y se pregunta si existe o no una lista restringida únicamente como grupo de trabajo para el boletín. Además expresa sus dudas sobre la seguridad y fiabilidad del nuevo sistema virtual que va a sustituir a sus habituales canales de comunicación, mucho más restringidos a un grupo de personas, que se conocen personalmente, y que ahora se abre hacia personas que ni siquiera se conocen de antemano.

Acabo de darme cuenta de que si yo he podido suscribirme cualquiera podría hacerlo.¿No debería esta ser una lista restringida a las personas que van a colaborar con el boletín? No es que tengamos algo que ocultar pero tampoco es cosa de que cualquier curioso meta la nariz en esto.

Mi pregunta es ¿ He podido suscribirme porque ya estaba en la lista restringida o porque cualquiera puede entrar?. Explícamelo por favor.

La brecha ya se ha abierto, a partir de ahora, la apertura del movimiento a cualquiera que quiera suscribirse a la lista, desde su domicilio, simplemente contando con una conexión a Internet hace que el crecimiento del colectivo quede fuera del control de las personas que le habían dado cohesión en el pasado. Estas personas, que viven en muchos casos aisladas en zonas rurales, quedan sin quererlo, apartadas del nuevo movimiento y se sentirán alienadas por un medio que ya no conocen. De este modo se pone en marcha la segunda fase del boletín que irá atravesando diferentes vicisitudes hasta su desaparición. En un último intento por salvar la publicación de su inminente cierre, en un correo del 2 de junio a la lista,  Lola Ruiz desde Almería diseña lo que será el contenido básico o la plantilla del boletín a partir de aquel momento[1].

Lola Ruiz es en estas circunstancias la persona más activa en la lista de correo, además de la que lidera el nuevo boletín escrito. Se ha convertido en un referente del homeschool desde que protagonizó un caso que tuvo repercusión en la prensa. Se trataba de su hijo, un niño matriculado a distancia en Clonlara y que fue denunciado por la Junta de Andalucía para exigir su escolarización presencial. El caso fue cubierto por el diario El Pais en varios artículos a lo largo de 1999.”Sentencias contradictorias” [2]y “Los sin clase”[3] de Ana Torregrosa y finalmente “Gabriel vive a 6.000 kilómetros del colegio” [4]firmado por Joaquina Paredes.Su caso también lo relata Peter Szil para la revista Integral, en diciembre de 2000 en un artículo titulado “Crecer sin escuela”[5]. De modo paralelo el boletín Crecer sin escuela publicaba en 1998 una carta de Lola Ruiz en la que relataba el inicio de una investigación sobre su familia por parte de los servicios de Asistencia Social de Almería por la desescolarización de su hijo mayor. Es ella la que presenta el primer esquema de lo que podría ser el boletín a partir de ese momento y contacta con las personas que anteriormente han tenido responsabilidad en su edición para que continúen como colaboradores.


[1] Todo lo que sigue son sugerencias de tareas para  un hipotético boletín.

– Alguien que sepa imprimir con ayuda del ordenador el boletín

-o alguien que sepa imprimir y si no puede hacerlo que enseñe al que pueda hacerlo

– un editor o editora, que organice y seleccione los temas a tratar y la información de que se disponga cada mes para el boletín.

– alguien que se lea un libro sobre educación cada mes y escriba una pagina informando sobre su utilidad para los lectores del boletín.

– alguien que haga lo mismo con las películas de cine y programas de tele.

– un encargado-a de las suscripciones

– responsable de una pagina dedicada a recursos para homeschoolers

– responsable de traducir unas tres cartas mensuales del ingles.

– una persona con experiencia en homeschooling que se encargara de una sección de «consultorio» en el que padres novatos puedan asesorarse sobre problemas inmediatos y específicos. Si esta persona da a sus hijos una educación estructurada y clásica entonces solo estaría capacitada para responder a los padres que requieran sobre este tipo de información. Por tanto otra familia veterana podría colaborar con ella para los padres que quieran información sobre el aprender sin estructura.

– Otra sección bonita seria la de incluir una entrevista en cada número a una familia. Somos, en general, familias interesantes de conocer y cada una tiene su pequeña historia; las anécdotas humanizan lo que tiene de intelectual cualquier revista.

– Y por último sugiero un listín con los nombres de los profesionales y expertos en cualquier materia. Personas dispuestas a facilitar apoyo o información a aprendices y novatos. Aunque sea por email o teléfono.

Creo que la ultima palabra sobre las secciones adecuadas para el boletín debería tenerla el editor-a. Esto evitaría bastantes complicaciones innecesarias. Yo voto por Isabel de Cantabria para esta tarea porque sabe escribir y expresarse muy bien, además es casi veterana en esto de educar en casa. De todos modos no conozco aún el talento particular de cada uno de vosotros, que estoy segura tenéis, así que espero que nadie se corte por inexperto a ofrecerse para esta tarea. Lola

[2] Diario El Pais, de 19/09/1999

[3] Diario El País  de 20/09/1999

[4] Diario El Pais de 19/09/1999

[5] Lola y Gabriel En realidad no se trataba de un niño que pasaba su tiempo delante de un ordenador, sino de una pareja, Lola y Gabriel, cuyo objetivo en la educación de sus hijos es potenciar su espíritu independiente y crítico, la confianza en sí mismos y en su creatividad para resolver los problemas según su propio criterio y capacidades para encontrar recursos. «Consideramos», dice Lola, «que lo primordial en la educación es el respeto al niño y son las asignaturas las que deben adaptarse a su personalidad, talento y preferencias y no al contrario. Cuando nuestro hijo mayor, que ahora tiene 8 años, llegó a la edad escolar, buscamos un colegio en el que al menos una parte de estos requisitos los pusieran en práctica. Pero no encontrarnos ninguno. Como creemos que somos los padres los primeros responsables y después los profesionales de la educación, optamos por educarle en casa». Su formación se realiza al estilo de la de un adulto autodidacta, que abarca tanto el dibujar, pintar, cocinar, leer y jugar al fútbol con sus amigos como proyectos específicos o escribir sus propias historias, primero a mano y luego al ordenador para que parezca un libro.

Al mismo tiempo le matricularon en una escuela por correspondencia en Estados Unidos, una institución que da mucha libertad a cada niño para desarrollarse a su propio ritmo y basándose en sus propios intereses. En primaria son los padres los que están en contacto con la escuela (por carta o, si lo tienen, por correo electrónico, siendo esto último la base de todo el malentendido que se ocasionó por «estudiar por internet»). En secundaria el niño entra en contacto directo con un equipo de profesores que le asesoran sobre sus opciones personales.

Lola y Gabriel tomaron también decisiones que a lo mejor eran más importantes que las que conciernen la forma de aprender del niño. «Nos mudamos a un lugar tranquilo donde los niños pudieran jugar en la calle y explorar los alrededores por ellos mismos. Mi marido cambió a jornada de trabajo continua en el taller de electrónica que dirige para estar en casa a partir del mediodía. Al elegir este tipo de educación hicimos un acto de fe en nosotros mismos, aunque teníamos dudas. Hoy ya no las tenemos».


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